CRÓNICAS DE CONCIERTOS
Grec 2000 – Barcelona – 19 de Julio de 2000
© Héctor
Adrià Puntí se despide después de entregarnos un sonido mucho más trabajado y contundente que en su anterior disco, con una puesta en escena muy divertida.
En unos minutos oscurece y suenan por fin los esperados maullidos,los impacientes pacientes del Dr. Cabaret esperamos en su consulta,todos los músicos han saludado y ocupan ya sus puestos.Traje rojo, elegancia, paso firme hacia el borde del escenario para dejarnos boquiabiertos con quince temas en los que Enrique y su banda demostraron una vez mas ser los amos, Zeleste estuvo muy bien pero esta vez se lucieron.
«Infinito» fue la primera, con sentido del humor y entrega llegarían «el extranjero» con brindis por la tolerancia, el respeto etc. «han caído los dos» (Radio Futura), genial, «iberia sumergida» y «apuesta por el rock’n roll»,con estas la nostalgia invadió la plaza, una vez más se oyeron gritos de «Heroes, Heroes!!!» que Enrique supo torear con mucho arte.
Bromeando en los bises y sin darnos cuenta, llegó el final, esta vez fue compartiendo escenario y temas con Adrià, que se encargo de hacernos pasar un buen rato en «contradictorio». Despedida y cierre con música enlatada de Malamente.
Y aquí seguimos, esperando la próxima visita de Enrique y sus licenciados, músicos con mayúsculas, olé!
Plaza del Gas – Bilbao – 25 de Agosto de 2000
© Ana
Ni el diluvio que sobrevino, ni la hora a la que dio comienzo, restaron brillantez a este nuevo episodio del Pequeño Cabaret Ambulante que lleva a nuestro Bunbury a recorrer la geografía nacional y ciertos puntos de la extranjera.
Diez meses de gira, rodadura americana incluida, han hecho mella en la puesta de escena de este mañico, que ha sabido evolucionar y ofrecerle al público un espectáculo que varía en cada representación.En el día grande de las fiestas bilbaínas, aconteció una de las fascinantes puestas de escena del Pequeño Cabaret. Los teloneros, Doctor Deseo, aparecieron sobre las 12 :20.
Una hora antes de que los teloneros comenzaran, la lluvia quiso acompañarnos en todo su esplendor, aún así, a los incondicionales de Enrique, no había quien nos moviera de las primeras filas que ya se iban llenando.El concierto era gratuito, es cierto, pero la mayoría de la gente que estaba allí, no acudía movida por la curiosidad, sino por verdadero interés, como demostraba el incesante desfile de camisetas tanto de Héroes, como de Enrique en solitario.Y al final, se llenó, había muchísma gente coreando sus canciones, pese a que durante su actuación, aquello parecía el diluvio universal.
Alrededor de las 2 :20 de la madrugada, los ya famosos maullidos de gato, sonaban precedidos, como es habitual, de «Infinito», cuya letra nunca tuvo tanto sentido, por aquello de que realmente, nos estábamos calando pero que muy hondo.
Enrique apareció con un impecable traje negro, el mismo color de su camisa.El pelo le ha crecido considerablemente, y su aspecto, sobre todo cuando se quita la chaqueta, nos transporta a alguno de los videos de Héroes.Pero no sería sólo su aspecto lo que nos recordara a nuestro adorado grupo aquella noche. Habría sorpresas, unas esperadas, y otras auténticas. La puesta en escena ha mejorado notablemente, si en la gira de invierno sobresalía, ahora es de matrícula.
Tenía entendido que la voz de Enrique, nunca había sonado no tanta fuerza, y ahora comprendo porqué :mucho más poderosa, contundente, pero tan cálida como siempre.
En el escenario, continúa moviéndose de una forma única,con identidad propia,pero con unos rasgos, que nos recuerdan al pasado.
En principio, Enrique no hizo alarde de su actual faceta de contador de historias, no obstante, en el transcurrir del concierto, ya se le percibía más cómodo, y comenzó a hablar.
En cuanto al repertorio, hubo alguna adquisición nueva, como un tema de Santiago Auserón, que servidora, se muestra incapaz de recodar el título.
Introdujo una «pequeña» variación en la versión de Alicia, en vez de cantar «la estatua del jardín botánico», nos dejó a cuadros, cuando oímos «sobreviviré, buscaré un lugar, entre los escombros….», el tema con el que Mónica Naranjo dio a conocer su actual disco, pero claro, no hay color entre una versión y la otra ; la mayoría de la gente le acompañamos, pero también surgieron protestas.
Grandes ausentes : «El viento a favor», «Contradictorio» o «Confesión».
Sin embargo, la pérdida estuvo compensada, pues cerró el concierto con «Iberia Sumergida», algo que ya viene siendo habitual,una versión sin desperdicio, que en principio despista, pero después impresiona, y volver a ver a estegenio, en esas sesiones de boxeo que se montaba en los conciertos de Héroes, resulta todo un regalo.
Cuando volvió para cumplir con el primer bis, afirmó, que se habían tenido que marchar porque el protocolo del rock así lo exigía, y si la gente demandaba otra canción, debían volver: «no sé si este es el caso, pero nos apetecía cantar otra», y confesando que era la canción preferida de Del Morán, nos brindó «Tesoro», a la que le siguió «Apuesta por el rock’n’roll», y finalmente, «Demasiado Tarde», un viaje a Jamaica, según Enrique. Al igual que en el disco en directo, incorporó aquí, el tema de la pantera rosa, Fever, y una grata sorpresa, «Negativo», tema con frecuencia demandado en los conciertos.El Jinete despidió el espectáculo, y cuando todos iban abandonando sus puestos y ya sólo faltaban Ramón y Luis Miguel por irse, regresó Enrique muy sonriente, seguido por el resto de los componentes, para sorpresa de Copi, que ya salía, Ramón, y Luismi.
El público estaba de lo más expectante, y cuando Bunbury comenzó a explicar que quería cantar otra, que lo harían a modo de ensayo para el concierto del día siguiente, y aseguró, sería la última, nadie nos imaginábamos el tremendo obsequio que nos ofrendaba, una inyección para nostálgicos:»Maldito Duende».
El mayor subidón a lo largo de las casi dos horas de concierto tuvo lugar entones, porque nadie lo imaginaba, y porque mucha gente todavía acude a los conciertos, esperando reencontrarse con el pasado, y desde luego, ese día muchos tuvimos la oportunidad y el privilegio, de viajar en el tiempo.
En definitiva, puede decirse que se trata de un directo, de cariz marcadamente más rockero que cualquiera de sus discos, también magnético, que nos aclara un poco más, el concepto de perfección, a la que desde luego, llega ; tampoco hay que olvidar el mérito de la virtuosa banda de la que Enrique se ve rodeado, soberbiamente sincronizados, suenan a las mil maravillas.
Una noche plagada de sensaciones,emociones y recuerdos envuelta en la magia del duende maño que se despidió lanzando besos al público,mientras éste le ovacionaba hasta el infinito.
The Roxy – Buenos Aires – 4 de Noviembre de 2000
© Lau
The Roxy se vistió de fiesta, un Pequeño Cabaret se abrió en los Bosques de Palermo, ningún lugar hubiera sido mejor… Cielo estrellado para los Arcos del Sol, el lago, los puestos de panchos ilegales que nunca desentonan.Un hombre me pregunta qué pasa que hay tanta gente esperando, antes de oírme alguien le responde: es que hoy toca el ex cantante de “El Día de los Santos Inocentes”, me sonrío y le cuento una historia.Había una vez una banda de rock español llamada Héroes del Silencio, se acuerda que vinieron a Buenos Aires hace unos años? Bueno, se separaron y entonces, Enrique Bunbury… sí, sí ese, el del afiche! que era su vocalista ha montado ahora un cabaret. Pero qué… hay minas? No, minas no, bueno si, pero no de esas que Usted cree, bueno de esas también, pero hoy no laburan, hoy sólo disfrutan.
Enrique consiguió llenar todas las fechas, algo que no logra cualquiera en estas épocas de dura recesión, con escasa difusión… casi ninguna me atrevería a decir.
Qué será lo que tiene este pibe que la gente igual se entera? Y sí, el viernes vinieron muchas personas, pero hoy sábado la sala está tope, gente colgada de las puertas, doble refuerzo de vallas, mucho calor.
El Roxy , aunque no forma precisamente parte del circuito under de Buenos Aires no tiene ventanas, no tiene sistema de ventilación, sólo el efecto extra del paso del tren por encima cada veinte minutos.
La espera se hizo larga, más de una hora y media, demasiado para un público difícil como el porteño… algunos disturbios, pero nada, nada grave. Es que todavía muchos siguen ilusionados con un regreso de Héroes…
Señoras y señores: Búnbury en escena, viste trajecito sastre color rojo y camisa negra, sus pelos arrebatados, la temperatura se eleva.
Saluda a Buenos Aires y comienza la fiesta.
Diez músicos lo acompañan para hacer un recorrido por su último disco en vivo, podría decirse hasta siguiendo el orden de las canciones, un poco de Maldito Duende e Iberia Sumergida, sólo para dejar contenta a la muchachada.
Trajo un bajista increíble!! que se compró definitivamente al público con personalidad y muchísimo talento.
Bunbury hace algunas bromas sobre nuestro gobierno, saludos para Calamaro,comentarios sobre fútbol, hasta acá nada que no pudiera preverse… se despide, se despiden sus músicos y se va.
Empiezan los típicos cánticos de cancha y uno por uno vuelven a subirse al escenario, pero ahora llegó la hora del Tango, la prueba de fuego que lo esperaba en Buenos Aires y saben qué? Hombre precavido si los hay, invitó a subir a una jovencita que presenta como “la mejor cantante de tangos que conoció”, es que el lunes estuvo en una bolichón de esos que hay a montones por estas tierras y la descubrió, se llama Laura, y ahora que la veo me doy cuenta… es la ex voz de los Twist? Elijo pensar que no… sin embargo se mueve como en los viejos tiempos. Repito, prefiero pensar que no…
Se abrazan, se tiran flores y a cantar Confesión.
Arde Buenos Aires y todos nos despedimos contentos, pero con esa extraña sensación que da el ser consciente… cúanto habrá que esperar para que se levante otro Cabaret?
Cuando salía me dijeron que se agregó otra función para el domingo.